domingo, 26 de diciembre de 2021

Navidad I - El buen rey Wenceslao

 Bueno, hoy, día oficial de la resaca del polvorón, traigo un villancico que me gusta traer siempre el día después de Navidad. Lo traigo siempre el día después de Navidad porque es un villancico precisamente situado en el día después de Navidad, en la fiesta de San Esteban.

Me parece apropiado y, además, muy curioso. Es fácil que la melodía os resulte familiar, y su letra no tiene desperdicio: nos habla de cómo el rey Wenceslao, tras ver a un hombre caminar por los bosques nevados al anochecer de la fiesta de San Esteban, decide calzarse las botas e irse con su paje a llevarle vino y carne, además de un buen haz de leña.

Cuando están de camino oscurece, el frío arrecia -al igual que la nieve- y el ánimo del pobre paje desfallece. Pero no hay que preocuparse. Ahí comienza un diálogo que será el cuerpo central del villancico. El buen rey, dispuesto a hacer lo que ha de hacerse, le da al chico una sencilla solución: para seguir avanzando, pon tus pies en el hueco de mis huellas y te será más fácil. Ahí el paje siente en cada pisada el calor del buen rey, que le ayuda a avanzar y no desfallecer.

Puede parecer poco navideño, sin embargo, en un nivel de interpretación más profundo, seguro que encontráis algún tipo de interpretación más o menos apropiada.

En todo caso, aquí va, sin más dilación:



Y en una versión más festiva y animada, aquí van nada más ni nada menos que los Irish Rover:






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